Sin invitación

                                  

Y  sin ninguna invitación de tu parte, decidí quedarme en tus labios, posarme sobre ellos como si me perteneciesen desde siempre. Sin ningún temor ahonde en aquellos recovecos, descubriendo sus verdades y secretos en cada uno de ellos. Me tome el derecho entre un beso y otro, de murmurar palabras engañadoras, esas que sé que te gusta oír cuando te sientes vulnerable. Esas que sé que solo armonizan los minutos que pasan mientras  volvemos en razón.

Y sin ninguna invitación de tu parte, decidí  marcharme intacta de ahí, dejando solamente el recuerdo de lo que fue mi estadía junto a ti y  el cálido sabor a un beso que me dice que en una próxima ocasión, no será necesario hallar invitación para encontrar refugió en medio de aquella acogedora boca.